domingo, 27 de noviembre de 2011

Con un poco de corazón...

 Personas trasplantadas de corazón manifiestan vivencias y querencias del donante”.  Esta afirmación es del el Dr. Josep María Caralps Riera, jefe del servicio de Cirugía Cardiaca del Hospital Quirón.

Existe una teoría que afirma que algunas células del organismo poseen la capacidad de almacenar sentimientos y memoria y que mediante ondas electromagnéticas pueden transmitir esta información  al cerebro. Esto puede ayudarnos a explicar por qué algunas personas que reciben un trasplante de corazón también adquieren algunos sentimientos y parte de la memoria del donante.
J.M Caralps, afirma que: “hay gente, por ejemplo, que ha cambiado totalmente gustos de comida, gustos de sexo, apetencias de deportes y se ha dado cuenta después de que eran exactamente las que tenía el donante”.
Después de leer esto no puedo evitar sentirme mucho más tranquila al poder comprender el por qué alguna vez ha existido en nosotros el famoso pulso “cabeza y corazón”.  

Blaise Pascal tenía mucha razón cuando dijo que “El corazón tiene razones que la razón no entiende”. 

Cada vez que en mi vida he sentido ese mismo pulso, nunca he podido entender por qué, si ambos eran parte de mi mismo cuerpo nunca se ponían de acuerdo.
Yo creo que en el corazón de las personas es donde guardamos nuestra parte más noble, que es esa parte propia que solo nos pertenece a nosotros mismos y que se compone de la inocencia, la alegría y el valor. 
Para hacerlo crecer solo necesita darle cada día amor y felicidad, en cualquier momento y en cualquier lugar. Basta con sentir, para comprender que el idioma que este posee es universal, hermoso y único.
Por eso, siempre el corazón juega con ventaja sobre la mente, porque los conocimientos de ésta, mayormente son adquiridos del exterior y tardamos mucho tiempo en sentirlos como propios e interiorizarlos, nadie nos dice si son correctos, si verdaderamente queremos poseerlos. 
Sin embargo, todo lo que hay en el corazón sabemos que es nuestro, profundo y de verdad, ni siquiera hemos podido elegir que ponemos en él,  por eso alguna veces nos sentimos dichosos y otras desgraciados, pero sea como sea lo que se siente en el  es nuestro y no podemos ni debemos cambiarlo.

En el libro: “20 poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda, aparece este párrafo que es uno de mis poemas favoritos.

Poema XII
Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.








miércoles, 23 de noviembre de 2011

“Bienvenida a la era perdida de la inocencia, nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables…”

“Bienvenida a la era perdida de la inocencia nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables…”

Esta es una de las frases míticas de la serie Sexo en Nueva York y en algún momento de nuestra vida todas nos hemos sentido así, engañadas o peor aún, decepcionadas por alguien o algo que queríamos.

En ese momento, ¿quién puede culparnos por perder la inocencia y dejar de creer?
La inocencia es aquella cualidad más delicada que poseemos, la que nos conecta con el niño interior que todos llevamos dentro y por eso, una vez perdida, sentimos que nos hemos hecho mayores.

Todo el mundo siempre nos habla de perderla, pero nadie nunca nos dice  como recuperarla, de lo importante que es reencontrarnos con ella, para nuestra felicidad.

En el guerrero de la luz, Paulo Coelho dice: “Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan”.

Busca la inocencia en lo más profundo de ti porque todas las grandes personas  jamás la perdieron. La misma Audrey  Hepburn decía: “Si soy honesta debo decir que todavía leo cuentos de hadas y son los que más me gustan”.
Y a ella, hay que hacerle caso.... es una musa.