martes, 17 de noviembre de 2015

Mi compañero de vida

El amor te puede hacer eterno. Es una frase que hace muchos años aprendí, pero que hasta hace un tiempo, nunca había experimentado en mis propias carnes.

Existen muchas clases de amores, unos más juveniles, otros más adultos, algunos libres y otros más absorbentes. Se ama mejor y peor, o mejor dicho, se intenta amar y se ama, a fin de cuentas, como se puede. Aunque siempre sea desde nuestra mejor intención.

El amor puede ser infinito, puede tener un comienzo y nunca un fin, esa es otra cosa que también aprendí hace años, pero que hasta hace una brevedad de tiempo, aún tampoco había entendido bien como podía ser posible.

Existen novios, amantes, amigos con derecho y parejas, y también a la inversa, pero tampoco había descubierto aún, que lo que necesitamos, no es ninguna de esas cosas. Es en verdad, alguien que las integre todas y a la vez ninguna, eso es lo que yo llamo ahora tener un compañero de vida.

Ese compañero de vida, se le llama así porque simplemente nos acompaña. No esperes que te salve, porque no lo hará, pero si creerá con todas sus fuerzas que vas a lograr lo que nos propongamos. Tampoco te pedirá que le salves, no lo necesita, pero sí deseará con todas sus ansias que tengamos en él fe ciega, como él siempre hará con nosotros. Nunca será un peso del que tirar, ni una mochila que sufrir a nuestra espalda, pero tampoco estará dispuesto a que nosotros lo seamos para él. Simplemente te dará su mano para que se enlace firmemente a la tuya y podamos caminar sin titubear juntos. Firmes, seguros, haciendo un camino sólido.

Este compañero de vida nunca será un amor platónico, pero será algo mejor, alguien real que vivirá a nuestro lado cargado de ideales, ideas, metas y sueños, que más que propios serán compartidos, reconocidos y afirmados punto por punto por el otro. Porque un compañero de vida siempre se sentirá reflejado e igual con quien a su lado camina.

Es en este momento, cuando las diferencias se convienen en fortalezas y las similitudes también se refuerzan y crean lo que se llama una vida de dos personas, que ahora son algo mejor que todo lo que habían conocido antes, por primera vez pueden decir que han encontrado a alguien de verdad, que es algo más elevado que la persona a la que aman, es su Auténtico compañero de Vida.




lunes, 9 de noviembre de 2015

Alicia y el sueño del rey rojo.

-Ahora el rey rojo está soñando- le dijo a Alicia uno de los gemelos- ¿Y a que no sabes qué está soñando?
-¿Vaya uno a saber!- replicó Alicia ¡Eso no podría adivinarlo nadie!
-¡Cómo que no! ¡Te está soñando a ti!- exclamó el gemelo aplaudiendo en son de triunfo- Y si dejara de soñar con contigo ¿qué crees que te pasaría?
-Que seguiría aquí muy tranquila, por supuesto- respondió Alicia.
-¡Ajá! ¡Eso es lo que tú quisieras!- replicó el gemelo con gran suficiencia- ¡No estarías en ninguna parte!¡Como que no sois más que un algo con lo que el rey está soñando!
-Si este rey se despertara- añadió el otro gemelo- tú te apagarías...¡zás! ¡Como una vela!
-¡No es verdad!- exclamó Alicia indignada- Además, si yo no fuera más que algo con lo que está soñando, ¡me gustaría saber entonces qué son ustedes!
-¡Eso, eso!- dijo uno.
-¡Tú lo has dicho!- dijo el otro.
-Y no hagan más ruido, que van a despertarlo- dijo Alicia.
-No tiene ningún sentido que hables de despertarlo, ya que sólo eres un objeto de su sueño- dijo uno de los gemelos- sabes perfectamente que no tienes ninguna realidad.
-¡Que sí soy real!- dijo Alicia, y empezó a llorar.
-Por mucho que llores no te vas a hacer ni una pizca de real- observó el otro- y además no hay nada que llorar.
-Si yo no fuera real- dijo Alicia medio sonriendo a través de las lágrimas- no podría llorar como lo estoy haciendo.

(de Alicia a través del Espejo,Cap 4, 1871)

Las lágrimas son de las cosas más puras que poseemos, ya que todos los grandes sentimientos que se tejen nuestro interior, están hechos de ellas. Pueden ser de alegría o tristeza, de diversión o angustia, y no importa la cantidad  o lo diferentes que sean las cosas que quieren decir. Porque todas, por muy opuestas que sean, tienen algo en común:  una vez que resbalan por nuestra cara, se hacen reales. 
Son la creación que nos permite saber sin lugar a dudas, que lo que sentimos es de verdad y no un sueño o una mera ilusión de un rey rojo.

En este lugar, sentados junto al mar un 26 Julio, sentí las más alegres, las más felices y las más puras. Y por supuesto, las más reales.

Te quiero eternamente.

domingo, 1 de noviembre de 2015

La cariátide y su diálogo con el silencio.

Hay veces en la vida, que descubrimos la capacidad que tenemos para permanecer en pie. Para resistir y transformarnos una vez más.
Siempre hablo de los cambios, a veces lo hago constantemente, pero es que creo firmemente que de todas las habilidades que poseemos, es una de las más especiales.
Pienso a menudo, que la capacidad de regeneración de nuestro ser es el mayor síntoma de evolución.
Esa habilidad y el silencio.

El silencio es noble y digno. Cuando estamos cómodos con él, es fácil escuchar lo que nos tiene que contar. Siempre tiene algo bueno que decirnos, nos da pequeños matices de cambio que si los recogemos, nos llevan en el camino de la búsqueda personal y el encuentro de la paz con uno mismo. Por eso es tan importante el silencio, porque ayuda a la revisión, a escucharnos. Aunque muchas veces temamos lo que nos tenemos que decir.

Nuestro silencio siempre habla de nosotros y tenemos que saber afrontarlo, sólo así podremos transformarnos son sus palabras.


Por eso a veces, decido ser cariátide, para mantenerme en silencio, firme, derecha y fuerte.


La noche entre lo tangible y lo intangible.

Las tradiciones legitimadas por uno mismo, no son importantes, son vitales. Digo legitimadas, porque es necesario que cada uno las adopte porque de verdad cree en ellas, porque años, siglos y milenios después, aún siguen yendo acorde a nuestra esencia. 
Por eso, la diferencia entre imponer y escoger, es necesario conocerla, porque creo que no existe mayor libertad que la de poder elegir como vivir uno mismo, y eso sólo es posible revindicando nuestra individualidad en cada acto, incluyendo también la elección de nuestras tradiciones.

Yo por ejemplo, la noche del 31 de Octubre, siempre enciendo unas velas en honor a mis difuntos y también en honor a quien no tienen quien les honre y las dejo toda la noche en la ventana o en el jardín de mi casa. Esa es mi pequeña tradición.

Y si llevo años haciéndola, es porque creo que es importante seguir venerando y mostrando respeto a los que estuvieron aquí antes que yo, a los que me imprimaron con su huella y de los que aprendí y me crearon en muchas de mis partes a su imagen y semejanza. 
Es para mí, una noche para poder encontrar en algún lugar de mi corazón unos minutos con ellos y poderles dar y recibir un abrazo lleno de gracias, amor y protección que traspasa las barreras de lo tangible y lo intangible. 



Gracias por el amor que imprimasteis en mí y gracias por ser mis ascendentes, soy todo lo que soy, por lo que ha sido construido antes de mí.