sábado, 28 de mayo de 2016

La conectividad del no-espacio tiempo.

Hoy quería felicitar a mi tía, es una mujer diez que se merece en un día como hoy, al menos unas líneas. Quería hacerlo con una foto de las dos, alguna que recogiera ese sentimiento mutuo de cariño y complicidad que se tienen las tías y las sobrinas, pero después de tantos años, formateos de ordenador y cambios, me he dado cuenta que no tenía prácticamente ninguna "a mano".

Así que he cogido una pequeña bolsita donde guardo varios pendrives llenos de fotos y recuerdos.
"Muchas cosas, fotos, años" era el primero que he cogido, porque estaba segura de que era de los más recientes que había comprado ya que una de mis normas es: guardar fuera del ordenador, las fotos que tengan más de dos años...

Pero la verdad que no era reciente, tenía entre 6 y 7 años. Lo he abierto y el olvido me ha asaltado. Es más, me ha destrozado. Algo dentro de mí ha sido pulsado. 
Será porque llevo varios días sensibles, pero encontrar esas viejas fotos me ha llenado de alegría y melancolía. Como si algo que tuviera guardado profundamente se hubiera activado.

Hoy un dolor que no es mio se ha venido conmigo y todo por ver instantes congelado en fotos. Un viaje, a una familia y a un niño que solía ser muy feliz. Justamente hoy que es sábado y debería prohibido ponerse triste en fin de semana.

Y después de esto, sucesos desencadenantes y el mismo golpe y la misma melancolía a kilometros de aquí todo en el mismo centro. No puedo entender las conectividad del tiempo, ni el mundo abisal que guardan, ni el knock-out brutal de las carpetas. Ni a las fotos que ya no recordábamos, y que un día vuelven a aparecer solamente para recordarnos que nuestra antigua realidad, sigue viva en el espacio y que puede rebotar en otra parte. Que si yo te recuerdo, tu también puedes recordarte.

Apenas entiendo por qué necesito escribir ahora esto.


jueves, 4 de febrero de 2016

Wiener Staatsoper

Hace tiempo visité la Wiener Staatsoper, o lo que es lo mismo, la Ópera Estatal de Viena. Aunque a ese nombre le falta un "gran" -delante de ópera- a mi juicio, seguro.  

Ahí, disfrutando de Don Giovanni, en esa sala imperial, llena de tintes rojizos, marfiles y oros pensé que la esencia de las personas y de gran parte de sus vidas, quedaba -en sus mejores casos- reducida a la metáfora de una obra. 

"Nuestra vida es una función, en la que nosotros somos los protagonistas, y los demás son secundarios -en el mejor de los casos de que compartan nuestro escenario- y aún cediéndoles algunas pequeñas partes de nuestras escenas, siempre podremos seguir existiendo sin ellos cuando hayan salido de la obra."

Y ese pequeño ruido que se oye, a veces, entre las diferentes partes, de ojos extremadamente abiertos, aplausos de fervor histéricos y furiosos silbidos, eso es público. Pero no te preocupes, están aquí para emocionarse, para colocar pasión en sus vidas, para sentir una nueva admiración, para removerse por dentro como hace años no lo habían hecho, para empatizar, para reír y parar llorar, están aquí sencillamente, porque hay personas, obras y vidas que te atrapan y una vez conocidas, no puedes dejar de pensar en ellas, en su luz, en su encanto, en su magia y en su escena. 



Bienvenido público, aquí es donde construyo mi arte y mi mundo.