jueves, 4 de febrero de 2016

Wiener Staatsoper

Hace tiempo visité la Wiener Staatsoper, o lo que es lo mismo, la Ópera Estatal de Viena. Aunque a ese nombre le falta un "gran" -delante de ópera- a mi juicio, seguro.  

Ahí, disfrutando de Don Giovanni, en esa sala imperial, llena de tintes rojizos, marfiles y oros pensé que la esencia de las personas y de gran parte de sus vidas, quedaba -en sus mejores casos- reducida a la metáfora de una obra. 

"Nuestra vida es una función, en la que nosotros somos los protagonistas, y los demás son secundarios -en el mejor de los casos de que compartan nuestro escenario- y aún cediéndoles algunas pequeñas partes de nuestras escenas, siempre podremos seguir existiendo sin ellos cuando hayan salido de la obra."

Y ese pequeño ruido que se oye, a veces, entre las diferentes partes, de ojos extremadamente abiertos, aplausos de fervor histéricos y furiosos silbidos, eso es público. Pero no te preocupes, están aquí para emocionarse, para colocar pasión en sus vidas, para sentir una nueva admiración, para removerse por dentro como hace años no lo habían hecho, para empatizar, para reír y parar llorar, están aquí sencillamente, porque hay personas, obras y vidas que te atrapan y una vez conocidas, no puedes dejar de pensar en ellas, en su luz, en su encanto, en su magia y en su escena. 



Bienvenido público, aquí es donde construyo mi arte y mi mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario