La gente odia este frente Siberiano, se queja del frío que
hace, de la nieve que cae y a mí para desentonar, me da por reír.
Pero todo tiene una explicación, en los días que hace tanto frío,
suelo recordar una frase de la película “Los amantes del círculo polar” que
dice Anna.
“Cuando hace frío la mayoría de las cosas van más
deprisa, o llegan antes. Me refiero a las casualidades. Me encanta que haga
frío. Una tarde de mucho frío leí una pregunta de amor, demasiado bonita para
la letra de un niño”.
Sin saber por qué, una nueva alegría me
recorre la piel, comienzo saborear el frio y a abrir bien los ojos sabiendo que
si miro bien veré la señal que alegre ese día.
Y es que mi vida como la de Anna, también está compuesta de
casualidades. Siempre han aparecido en el mejor momento y muchas de ellas las
he compartido con las grandes personas que han marcado mi vida. A veces son tan
asombrosas, que te dejan petrificada pensando en la mano irónica que las enlazó.
Por eso, cuando estos días salga a la calle, pensaré en todo
lo que me rodea, en esa pregunta de amor, en la nieve que sigue cayendo y seguiré
disfrutando del frío porque así sabré que la mayor casualidad de mi vida está
cercana. La que llevo toda vida
esperando y que responde a la pregunta de amor formulada por un niño un febrero
de hace muchos años.
“Voy a quedarme aquí
todo el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más
grande, y eso que las he tenido de muchas clases. SI. Podría unir mi vida
uniendo casualidades.” Anna.
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