martes, 23 de septiembre de 2014

Otoño y nuevas metamorfosis...

Me gusta el otoño, su marrón y el plata con el que se viste. Me gustan sus hojas secas y también sus días de lluvia. Me gusta volver a ponerme jerseys y que se me vean las piernas. Me gustan también las nubes y los rayitos de sol que aún se escapan entre ellas. Me gusta volver a esta ciudad y seguir escribiendo cuentos, poemas y deseos. Me gusta volver a soñar y seguir riendo. Me gusta ser yo y no tener copias, y me gusta más aún, compartir un vino, o un té o una copa en buena compañía. Puede ser mixta, no tengo problemas.


Me gusta salirme de la norma...

Y romper todos los patrones, y mirarme desnuda en un espejo, sólo con mi alma. Y saber que estoy hecha de todo lo que quise ser, de  todo lo que soy, de todo lo que seré. Me gusta ser mujer voladora y abstracta, poco definible, y mucho menos aún,convencional. Tener junto al misterio y la esencia de unos siglos pasados, un poco de Dalí y también de Gala, de Federico y de Gabrielle, pero más blanca.

Y al levantarme una mañana encontrándole sentido a todo, aprendiendo la lección, completando los números... Ha aparecido dentro de mí la esencia de un Edelweiss. Una flor tan rara, tan pura y tan resistente al mundo, que el mismo Kafka estaría orgulloso.

Otoño y nuevas metamorfosis, porque con el primer frío, a veces también se rompen las crisálidas, y salen de ellas mariposas, cucarachas y plantas... 
Será que para reencarnarse no hace falta estar muy muerto, sólo haberse quedado el suficiente tiempo petrificados antes de volver a andar, con una nueva, rescatada y necesaria esencia. Menos mal que viene el Otoño, la brisa y los Amantes del Círculo Polar, a recordarnos que el frío que mata de verdad, no es el del invierno.


“Cuando hace frío la mayoría de las cosas van más deprisa, o llegan antes. Me refiero a las casualidades. Me encanta que haga frío. Una tarde de mucho frío leí una pregunta de amor, demasiada bonita para la letra de un niño. Aquel mensaje lo tenía que compartir, no sabía que hacer con él.”


Y así, casi sin darme cuenta, he descubierto que entre otras muchas cosas, también soy un Edelweiss. Y que podría estar un poco más cuerda y seguir alguna vez para descanso de todos el "aurea mediocritas" y ser un poco más común...

Pero no amigos, eso no es para mí, soy feliz con mis abstracciones, mis alas, mis plumas, mis flores y mis contradicciones... ¿Normalidad? Quizás para otra vida...(sin duda, una muchísimo más aburrida).






 Edelweiss, la flor más bonita de todo el Pirineo. Simboliza el amor eterno y como él, está en peligro de extinción. Según lo que escriben sobre ella en fotonatura.org: Se la considera un símbolo de valor y coraje. La leyenda más extendida cuenta que los hombres que pretendían probar su amor tenían que subir más de 2.000 metros para conseguir una y entregarla a su amada. También se dice que tomó su color de la luna, y que es capaz de huir de los esfuerzos de los hombres que la persiguen, elevándose cada vez más en la montaña. Representa el honor, el mundo de los sueños y el amor eterno, que nunca se secará. Su imagen es considerada como el reflejo perfecto de una belleza extraña y sosegada.


¡Ah! y en el lenguaje de las flores, Edelweiss significa 'escríbeme'.

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