¿Habéis visto alguna vez la transformación que sufren las
personas que padecen cáncer?
No me refiero a la quimio y la degradación física que lleva
consigo el tratamiento, me refiero al valor y la fuerza que se instala en ellas
y que las hace luchar como fieras contra él, mirar la vida con una nueva esperanza y una vez superado, las convierte en mujeres guerreras que ya nunca más se achantarán ante la vida.
Yo conocí hace años a una mujer así, aunque ella perdió el
pulso con el cáncer, me enseñó lo más importante, que una persona cuando conoce el amor, ÉL DE VERDAD, llega
hasta las ultima consecuencias, hasta compartir con nosotros, nuestro último aliento. Y muchos quizás no lo podáis entender, pero hay una gran dicha en todo eso.
Este amor tan especial cuando entra en nuestras vidas viene
de la mano con la felicidad, aunque esta no es su única cualidad, para mí con
su magia transformadora es capaz de todo, incluso de sobrevivir a la muerte.
Por eso, otro don igual de importante que
posee el verdadero amor es que lleva
intrínseca la salvación.
¿Por qué creo yo
firmemente en esto?
“Porque hace 4 años en la cama de un hospital, vi a una
mujer con amor, morfina y cáncer hacerse
eterna”.
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